lunes, febrero 13

La perdida

Paseaba por el centro, perdida entre sus calles, envuelta en multitudes y vacía de compañía. Caminaba sin destino, pero con rumbo prefijado, hacia ningún lugar y pasando por todos. Se sentaba a observar en cualquier banco que se presentara en su camino, y miraba fijamente el reloj de su muñeca para conseguir que el tiempo pasara de largo sin pararse a saludar. Cuando empezaba a anochecer buscaba la luna entre todas las nubes, e intentaba encontrar a alguien que se la describiera para poder saber todo lo que ella jamás apreciaría. Y si no lo conseguía, salía huyendo de donde se encontrara, para meterse bajo las sabanas de su cama de piedra. Nunca supo, que el reloj no tenia pila ni que siempre acababa haciendo el mismo recorrido, ni que la luna solo era un reflejo de la luz que ella misma desprendía.

Escuchando: Mecano – Solo soy una persona (esta semana va por ellos)

no tengo botones que apretar
ni organigramas que programar
no tengo manillas ni hago ding-dong
porque tampoco soy un reloj
y no tengo mando para sintonías
porque no soy una radio
y no tengo sitio para mucha gente
porque no soy un estadio