jueves, febrero 23

Maceta marchita

La primera vez que planté una maceta, pensé que nada crecería en esa tierra. Es muy difícil acordarse de regar y abonar siempre algo, sólo con la esperanza de que una ramita salga buscando el sol. Pero a pesar de mis descuidos, algo creció, y salieron incluso flores de colores que daban paso al tallo más vigoroso que habían visto mis ojos en mucho tiempo. Viví con la maceta unos años, y me parecía la más bonita de mi barrio. La sacaba incluso a pasear, o de fiesta, siempre ahí. Pero nada es para siempre, y un día, mientras yo me evadía lejos de casa, la maceta se marchitó. El tallo no quería seguir aguantando las flores, y las flores no intentaron luchar por mantenerse. Así que las raíces se rompieron en mil pedazos disueltos entre bolas de abono y mares de agua. Incluso nevó en la ciudad ante dantesco espectáculo. Intento convencer al tallo, de que no se quede a ver como caen las hojas, si no que les inyecte toda su sabia y jugos para hacerlas renacer más vigorosas que nunca. Pero el tallo no responde. Siento la impotencia de ver caer colores, como hojas secas de otoño, la impotencia del sinsentido, vivida en otros ojos.

Escuchando: Los piratas – Mi tercer pie



Y ahora todo, se acaba para mi
No estoy despierto ni dormido
Y sé que hoy ya no estoy tan vivo.


GRACIAS POR LOS DISEÑOS QUE ME VAIS ENVIANDO :)
SEGUIR DANDO CAÑA! :P