viernes, marzo 24

Gota de sudor

Una gota de sudor cayendo lentamente por su mejilla, sin esfuerzo, sin necesidad, resbalando como una noche de verano tumbada al fresco. Golpeó contra el suelo rompiendo el silencio que envolvía ese momento, y despertó a quien dormía, sobresaltando pulsaciones… acelerando latidos... Realmente estaba allí, frente a la cama con sus sonrisa pícara y misteriosa, pensando algo que no alcanzaba a imaginar nadie más, mirando fríamente hacia los sueños de alguien totalmente diferente. Se acercó dando un paso calmado y eterno, mientras con la mano se limpiaba los restos de sudor de la cara y la frente, seguía empapando toda su cara con cada inspiración. Se miraban pero no se veían físicamente, se miraban las almas que palpitaban en sus pechos como lavadoras centrifugando, se miraban sin templanza, sin pensar, sin dibujar siluetas. Se miraban y se acercaban. Tan cerca que no existía oxigeno entre sus cuerpos, ni centímetros, ni nada que no fuera su propia piel, dos convertidos en uno respirando al unísono. Continuaron así largo rato sin relojes, quizás horas, quizás días, horas, hasta que se tocaron. En ese momento se fundieron en una luz blanca que habría cegado al más protegido, y desaparecieron.


Escuchando: Santiago Castillo - Fantasmas nudistas

Un fantasma juguetón, en el balcón,
se empeña en bailar con la cortina que vuela
mientras en otro rincón, de esta canción,
me gusta bailar mientras preparo la cena.